miércoles, 11 de septiembre de 2013

La crisis de liderazgos en el sistema internacional


Por Gustavo Nieto Idiaques

Históricamente, los líderes han jugado un papel muy importante en las relaciones internacionales, pues han sido los protagonistas de los grandes cambios a nivel global, imponiéndose como actores relevantes del escenario internacional y modificando las agendas de acuerdo a sus intereses o a los de sus Estados (en el mejor de los casos).
En este sentido, debemos primero señalar qué es un líder, pues el concepto ha sido utilizado por diversos autores para denominar a los protagonistas (en su mayoría jefes de Estado) de las relaciones internacionales. El concepto de “líder” en su connotación más básica puede referirse a aquella persona que reúne las cualidades naturales o adquiridas con la capacidad de influir en cierto grupo de individuos bajo su mando. Sin embargo, para el presente análisis, observaremos a los líderes en su calidad de tomadores de decisiones de las políticas públicas de los Estados, dejando de lado a los denominados líderes de opinión, religiosos, empresariales, etc.
De este modo, se propone retomar el concepto de líder, en el sentido estricto de su contenido teórico-metodológico de la disciplina de Relaciones Internacionales, es decir, aquél individuo que posee o debería poseer las características ideales del político, el diplomático y el estadista.
A partir de esta precisión, debemos señalar que el “político ideal” debe ser precisamente aquél que señaló el antiguo filósofo griego Aristóteles, el zoon politikon o animal político, es decir, aquél individuo con la capacidad natural de relacionarse políticamente.
Asimismo, debemos retomar el concepto del “diplomático ideal” en el sentido que explica Harold Nicolson en su obra La Diplomacia, pues para él “La base de una buena negociación es la influencia moral y esa influencia se funda, a su vez, sobre siete virtudes diplomáticas específicas, a saber:
1) Veracidad. 2) Precisión. 3) Calma. 4) Buen carácter. 5) Paciencia. 6) Modestia. 7) Lealtad.”[1]
          Finalmente, para entender al “hombre de Estado ideal”, debemos rescatar la idea de Durosell, quien nos dice que “El estadista por excelencia es aquel que […] sabe detenerse, es decir, pasar de una estrategia ofensiva a una defensiva, cuando sabe que ha logrado sus objetivos.”[2]
      Teniendo en cuenta las características anteriormente descritas, debemos entender entonces que el líder, será el individuo que siendo poseedor de estos aspectos, tenga la capacidad de incidir en las políticas públicas de los Estados y con un gran índice de consenso (o por la fuerza) modificar en cierto nivel el statu quo del sistema internacional.
En la actualidad, podemos observar una evidente ausencia de verdaderos líderes en el sistema internacional. Esto desde mi perspectiva puede ser explicado por tres razones principales. En primer lugar, debido al efecto homogeneizador de las sociedades que se ha devenido como consecuencia de la globalización, pues ante la ola de desafíos que se presenta a diario en el sistema internacional, ya no existen soluciones “innovadoras” frente a los problemas por parte de los líderes, pues los intereses involucrados ya no son exclusivos de un solo Estado sino que inclusive rebasan fronteras, por lo que se opta por realizar soluciones conjuntas en las que se reparte el costo político entre los demás jefes de Estado.[3]
La segunda razón, la podría atribuir a las características propias del modelo neoliberal que se ha propagado por todo el mundo, pues bajo este esquema, los primeros escaños de los tomadores de decisiones han sido ocupados en su mayoría por tecnócratas, los cuales toman decisiones con base en criterios de eficiencia y cálculos y dejando de lado el factor social y político.
Una última razón que podría señalar a la falta de liderazgo internacional, es la alta expectativa creada en los ciudadanos de los Estados como consecuencia del marketing político utilizado para adquirir los puestos de algún cargo público. Haciendo una analogía de esta premisa: a mayor expectativa, mayor es la decepción; por lo que los ciudadanos sienten que no están representados efectivamente y piensan que no existe nadie que “llene” el traje de líder para enfrentar los grandes problemas del acontecer internacional.
 “A partir de este planteamiento, podemos decir que existe un cambio en la concepción del estadista u hombre de Estado, que para la disciplina de Relaciones Internacionales es fundamental, pues paradójicamente en la actualidad, los actores internacionales como los estadistas, dejan su función de tomadores de decisiones, para pasar a ser la mera fachada construída a través de publicidad, de acciones o políticas hechas para satisfacer intereses distintos a los del Estado. Es decir, ya no existen hombres de Estado, de quienes nuestra disciplina estudiaba características tales como su personalidad, conducta y carácter, sino que ahora existen políticos estrella que se desenvuelven atenidos a libretos escritos por especialistas en publicidad y marketing político.”[4]
El mundo está a la espera de nuevos líderes que hagan frente a los problemas que azotan el escenario internacional. Las nuevas generaciones de líderes tendrán que enfrentarse a una realidad dinámica, compleja y en la que convergen diversos intereses, por lo que será necesario en primer lugar, tener muy en claro que la lucha por el poder es la característica principal del sistema internacional; en segundo lugar, que el hombre es un animal político y que a la hora de la toma de decisiones, la negociación es una herramienta sumamente útil y finalmente, que las habilidades diplomáticas pueden ser de gran ayuda para conseguir las metas deseadas.


[1] Harold Nicolson. La Diplomacia. México, FCE, 2ª ed., 1975, p. 96.
[2] Jean Baptiste Durosselle “La personalidad del estadista” en Pierre Renouvin y Jean Baptiste Durosselle. Introducción a la historia de las relaciones internacionales, Traduc. Abdiel Macías Arvizu, FCE, México, 2001, p. 306.
[3] Un claro ejemplo, es la búsqueda de apoyo por parte del presidente estadounidense Barack Obama en la reunión del G-20 de este año en San Petersburgo, para tomar la decisión de intervenir en el conflicto en Siria. Otro ejemplo, sería la falta de  un verdadero líder en la Unión Europea que consiga consenso para aplicar las políticas públicas necesarias para apalear la crisis económica en la que se encuentra.
[4] Gustavo Nieto Idiaques. Tesis de licenciatura en Relaciones Internacionales. Aspectos teórico-metodológicos del modelo estadounidense de participación mediática en campañas electorales: una referencia para México. México, UNAM-FCPyS, 2012, pp. 41-42. Véase en: http://132.248.9.195/ptd2013/Presenciales/0690527/Index.html

martes, 10 de septiembre de 2013

La crisis siria, la intervención internacional y el choque ruso-estadounidense




Por Jaime Vigna Gómez

La crisis siria ha llegado a dimensiones catastróficas. La guerra civil ha arrojado más de 100,000 muertos en dos años. Mientras tanto, la comunidad internacional sigue sin ponerse de acuerdo sobre lo que debe hacer para detener esta devastación. Dejando fuera las consideraciones humanitarias, no podemos negar que los temores de intervenir son fundados: Siria es un polvorín geopolítico y nadie quiere responsabilizarse de una desestabilización generalizada que afectaría directamente a Medio Oriente, Europa y el norte de África, regiones estratégicas para el equilibrio de prácticamente todo el planeta. Sin embargo, existen muchos otros elementos detrás del “pasmo” generalizado de la comunidad internacional. En este breve trabajo se buscará brevemente analizarlos para tratar de comprender lo que está ocurriendo en esta crisis de enormes dimensiones.

La guerra civil en Siria tiene sus orígenes en el marco de las movilizaciones de la llamada “Primavera Árabe”. La agresiva respuesta del régimen ante las protestas que exigían mayores canales de interlocución y diálogo generó que, como bola de nieve, fuesen aumentando los enfrentamientos entre el Estado y algunos sectores de la sociedad civil, hasta llegar a un abierto choque armado. El continuo avance de los rebeldes y su capacidad para enfrentar al disciplinado y fuertemente militarizado régimen de Assad sorprendió a propios y extraños. No obstante, a pesar de sus extraordinarios logros militares alcanzados durante los primeros meses de la contienda, su avance fue detenido. Actualmente los rebeldes han sido sistemáticamente relegados a lugares cada vez menos estratégicos y su control del territorio ha disminuido considerablemente.

A lo largo del transcurso de conflicto, la crueldad de los métodos utilizados por ambos bandos para dañar al contrincante ha ido en aumento. Imágenes de un comandante rebelde alimentándose del corazón de sus víctimas[i] y los impresionantes relatos y fotografías de las matanzas perpetradas por el régimen de Assad en contra de su propia población, han generado un fuerte impacto a nivel global. El pasado 25 de agosto Médicos sin Fronteras denunció la utilización de armas químicas en Siria[ii] (aún no queda claro cuál de las partes fue y la ONU no se ha pronunciado al respecto), lo que incrementó las presiones para realizar una intervención internacional que detenga esta situación.

Esta indignación generalizada, sin embargo, no se ha traducido en un consenso internacional sobre los que se debe hacer en Siria. Dos han sido las principales posturas que se han conformado a nivel internacional al respecto[iii]. La primera, encabezada por Barack Obama (Estados Unidos), David Cameron (Gran Bretaña) y Francois Hollande (Francia) promueve la consolidación de un contingente internacional que detenga las masacres perpetradas por el régimen de Assad. En esta visión el principal responsable tanto de los ataques contra la población civil como de la utilización de las armas químicas es Assad, por lo que el objetivo final sería su derrocamiento. Esta propuesta ha encontrado fuertes resistencias internas y externas. Ninguno de los tres líderes ha logrado la aprobación de sus respectivos Congresos y su opinión pública parece reacia hacia un proyecto cuyos dividendos no son claros y cuyos costos podrían ser muy elevados. Las enormes dificultades que ha enfrentado el Presidente Obama para encontrar apoyo entre líderes y opinión pública demuestran que las heridas de la estrategia de manipulación mediática emprendida por la administración Bush en el caso Irak y los pésimos resultados de esta intervención siguen abiertas. Este apoyo no ha sido contundente ni siquiera tras darse a conocer el uso de armas químicas, el punto que el propio Obama había calificado de “no retorno” para intervenir en el conflicto[iv].



La segunda estrategia es la encabezada por el Presidente ruso Vladimir Putin. Rusia cuenta con el apoyo de China, Irán y otros países cercanos al régimen de Assad. Los rusos apoyan al régimen de Assad y se oponen a cualquier tipo de intervención en territorio sirio. En el Consejo de Seguridad se han encargado de vetar todas las iniciativas al respecto que se han presentado, incapacitando a la Organización para intervenir en el conflicto. De acuerdo con la posición rusa, la crisis siria es causa del apoyo que ha otorgado Occidente a la oposición, e identifica a los rebeldes como los culpables de usar armas químicas contra la población civil.
En este enfrentamiento tête-à-tête entre las dos posturas, claramente la estrategia rusa ha tenido mejores resultados. No sólo ha evitado resoluciones de Naciones Unidas en contra del régimen y un ataque armado a Siria, sino que, en las últimas semanas, se ha convertido en el único interlocutor visible y creíble entre Assad y el resto del mundo. Asimismo, en una movida diplomática maestra, Rusia utilizó una frase del Secretario de Estado, John Kerry[v], para comprometer al régimen sirio a entregar sus armas químicas lo cual no sólo le permitirá a Assad ganar tiempo, sino mostrarse ante el mundo como un actor abierto a la negociación y el diálogo. Siria, por supuesto, aceptó esta propuesta.

Por el contrario, Estados Unidos ha tenido una actuación torpe y floja. Además de las declaraciones de Kerry, su capacidad de liderazgo se encuentra claramente cuestionada, evidenciando la “debilidad” que siempre se le ha criticado al Presidente Obama. A pesar de que el tema es delicado y las heridas de Irak siguen abiertas, es innegable que Obama ha sido incapaz de generar un mínimo consenso ante el tema ni dentro, ni fuera de Estados Unidos. Su “punto de no retorno” fue rebasado sin consecuencias reales y sus discursos amenazando al régimen de Assad son cada vez menos creíbles. Obama no quiere invadir Siria y seguramente tiene razones lógicas y poderosas para no hacerlo, sin embargo, su ambigüedad y su doble discurso ante el tema sí han afectado su imagen, especialmente frente a la claridad y congruencia que desde el principio han mantenido los rusos.

Si la coalición Rusia-Siria sigue ganando tiempo, probablemente el ataque se prolongará indefinidamente o será de reducidas y focalizadas dimensiones (semejante al caso de Kosovo).  Mientras tanto la tragedia humanitaria sigue y las cifras de muertos, heridos y desaparecidos aumentan a cada minuto. Los cuestionamientos que ha abierto la crisis son múltiples ¿cuál es el objetivo de tener instancias abocadas a la preservación de la paz, como la ONU o la OTAN, si son incapaces de defenderla en momentos de crisis? ¿Ganará el orgullo o el pragmatismo estadounidense en la decisión de intervenir en Siria? ¿Dónde está la Unión Europea en este proceso? ¿Estamos frente a una era de Post Guerra Fría o sólo ante una Rusia que parece haber olvidado que ya no es súper potencia? ¿Qué pasará una vez que Assad deje el poder? ¿Hasta cuántas muertes se tiene que llegar para que una intervención sea “legítima”?... Las respuestas,  hasta el momento, siguen en el aire…



[i] “Syrian ‘heart-eating’ rebel commander explains his actions”, BBC News, 5 de julio de 2013.
[ii] “Medecins sans Frontieres confirms 355deaths due to nerve-gas like symptoms”, RTE News, 25 de agosto de 2013.
[iii] Un excelente análisis sobre las posturas adoptadas por los diferentes actores internacionales en la primera fase del conflicto armado puede encontrarse en Marta Tawil, “La política exterior de Siria en el marco de la sublevación popular”, Foro Internacional, vol. LII, núm 2(208), abril-junio, 2008.
[iv] Glenn Kessler, “President Obama and the ‘red line’ on Syria’s chemical weapons”, The Washington Post, 6 de septiembre de 2012.
[v] Deb Riechmann, “John Kerry: Syria Crisis Could be Resolved if Bashar Assad Handed Over Chemical Weapons Stock”, The Huffington Post, 9 de septiembre de 2013.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Los jóvenes del “aquí y el ahora” o mileuristas, millennials y ninis



                            


Por: FCD

Durante el siglo XX la primera disciplina que se encargo de manera sistemática de estudiar a los jóvenes fue la psicología, de ahí deriva que adolescencia y juventud se usen repetidamente como sinónimos. Sin embargo, la primera se refiere al desarrollo biológico humano y la juventud es ante todo un concepto de construcción sociocultural.

El concepto de juventud depende de la historicidad; la estructura y las condiciones coyunturales determinan lo que es ser joven en un periodo histórico específico. Así, las condiciones de producción y reproducción de los grupos sociales tienen como resultado elementos distintos para cada generación. Las condiciones del mundo actual, con sus innumerables crisis económicas y sociales y su acelerado desarrollo tecnológico  han tenido como resultado que los jóvenes experimenten su “juventud” de una manera completamente distinta a sus padres (considerados como la generación del babyboom). No hay una cita que parezca más una sentencia perentoria pero también más apropiada para la situación de nuestra generación, especialmente derivada de las crisis económicas;

“…el futuro se ha desdibujado, postergando la autonomía indefinidamente con escasa claridad entre lo que estudian [los jóvenes] y sus posibles trayectorias laborales, atrapados en el consume ahora y paga después, y sin ofertas ideológicas que les permitan proyectar colectivamente el futuro”.  [1]

Esta afirmación puede ser sostenida (en parte) por tres conceptos que han sido usados para caracterizar a la juventud actual; mileuristas, milennials y ninis, los cuales guardan puntos en común que ayudan a determinar un perfil de la juventud de principios del siglo XXI. Es necesario hacer varias aclaraciones; existe una alta heterogeneidad en cuanto a las características juveniles y como son experimentadas de acuerdo a la edad, el sexo, la escolaridad y actividades realizadas, la ubicación geográfica y el origen social, además de que la mayor parte de estos conceptos hacen referencia a la “juventud” desde un contexto geográfico determinado.

El concepto de mileuristas surge en España durante el 2005 del puño y letra de Carolina Algucil, joven que decide escribir una carta al periódico El País para quejarse sobre la situación que ella y muchos jóvenes a su alrededor vivían; “El mileurista es aquel joven, de 25 a 34 años, licenciado, bien preparado, que habla idiomas, tiene posgrados, másteres y cursillos. Normalmente iniciado en la hostelería, ha pasado grandes temporadas en trabajos no remunerados, llamados eufemísticamente becarios, prácticos (claro), trainings, etcétera. Ahora echa la vista atrás, y quiere sentirse satisfecho, porque al cabo de dos renovaciones de contrato, le han hecho fijo (…) Lleva tres o cuatro años en el circuito laboral, con suerte la mitad cotizados (...). Lo malo es que no gana más de mil euros, sin pagas extras, y mejor no te quejes. No ahorra, no tiene casa, ni coche, ni hijos, vive al día. A veces es divertido, pero ya cansa (...)”.[2]

Ante la desastrosa crisis económica que atraviesa España el concepto ha dejado de tener vigencia en tanto que los ahora jóvenes “ni mileuristas” aspirarían poder ser de nuevo mileuristas (lo que equivale a aproximadamente 18 mil pesos mexicanos). Las principales características relacionadas con los ni mileuristas; es una generación mejor preparada que la de sus padres pero con las peores perspectivas laborales, alta tasa de desempleo, temporalidad y bajos salarios.

Los millennials como concepto que enmarca a una generación ha recibido gran impulso en Estados Unidos. Los millennials son aquella generación que llegó a la mayoría de edad con el milenio (de ahí su nombre, aunque a veces se ocupan como sinónimos la Generación Y y los Echoboomers). Según la Consultoría OMD entre algunas de sus características se encuentran que gracias a una familia nuclear más reducida cada hijo pudo recibir una renta mayor, es una de las generaciones más preparadas de la historia a pesar de la inestabilidad laboral (sujetos a contratos temporales), tienen un manejo amplio de la tecnología (en tanto que su uso es algo natural con lo cual se han desarrollado). La caracterización de esta generación sin embargo, hace un mayor énfasis en lo positivo, como su interés en trabajar en equipo, su iniciativa para emprender proyectos y se ocupa en las repercusiones que su nueva forma de pensar tendrá para la transformación del mercado laboral.

La palabra nini hace referencia a los jóvenes que no trabajan ni estudian. Según la OCDE, en 2012 México era el tercer país con más alto porcentaje de estos jóvenes (debajo de Brasil y Grecia) con  24.4% de jóvenes de 15 a 29 años en estas circunstancias[3]. Aunque generalmente se habla de “ser nini” como un asunto de convicción personal (que si así fuera el caso también representaría preocupantes patrones sociales con una inclinación a pensar en el futuro de manera desastrosa), eso parece ser una forma sutil de descartar la importancia del problema; pues en realidad no se observa que los jóvenes carecen espacios sociales incluyentes; según la académica de la Universidad Autónoma de Querétaro, Raquel González Loyola; un 75% de los jóvenes se quedan fuera de las universidades y aquellos que logran insertarse en dichos espacios lo ven como un privilegio más que como un derecho.

Ahí no termina el ciclo, pues en realidad un grado universitario no garantiza mejores perspectivas laborales, a pesar de que un enorme porcentaje de las nuevas generaciones (jóvenes entre 13 y 15 años) lo consideran un componente esencial para vivir bien. La Consulta Infantil y Juvenil 2012 del IFE muestra que 48.2% de los jóvenes encuestados considera que todos tengan trabajo como un acción que debe llevarse a cabo para vivir bien.[4]

Sueldos bajos, inestabilidad laboral e incertidumbre generalizada parecen ser las características comunes que rodean a la caracterización de las condiciones de la juventud actual. Sin estabilidad se reduce la capacidad de poder pensar en el futuro, de proyectarse a nivel profesional, personal e incluso a nivel país, de poder ir más allá del “aquí y el ahora”.







[1] Véase en: http://www.culturadelalegalidad.org.mx/recursos/Contenidos/ProblemasJuveniles/documentos/La%20discriminacion%20sobre%20jovenes.%20Un%20proceso%20de%20construccion.pdf
[2] Véase en: http://politica.elpais.com/politica/2012/03/09/nimileurista/1331312384_412362.html
[3] Véase en: http://noticias.universia.net.mx/actualidad/noticia/2012/12/03/986176/ocde-mexico-es-tercer-pais-mas-jovenes-nini.html
[4] IFE, Consulta Infantil y Juvenil 2012.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Gran Bretaña: al resguardo de los territorios adjudicados




Por: Ángel Hamilton

Los últimos días han estado repletos de noticias referentes a Siria, un caso sin duda que concierne y estremece al mundo entero. Se enlistan cantidad de declaraciones que se enfocan en decidir y legitimar una intervención extranjera en ese territorio  debido al "uso" de armas químicas aun cuando un Tratado las prohíbe[1], así como plantear alternativas y prever los posibles escenarios de estas acciones, como pudiera ser una respuesta de los miembros permanentes que se oponen dentro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas[2].

La intrusión no es un fenómeno nuevo en la escena internacional, ha sido un método recurrente en la lucha por la hegemonía internacional bajo diversos medios, justificaciones y con diferentes nombres (intervenciones, invasiones, etc.), todas, con  infinidad de implicaciones a lo largo de la historia, donde la gran mayoría ha redundado en la apropiación de territorio, mismo que no se ha recuperado. No pretendo aseverar o descartar con lo antes dicho, que el caso sirio sea una estrategia geopolítica de algunos países, con la intención de lograr un posicionamiento o ganancia.

De forma simultánea pero con mucha menos atención, he encontrado en los medios noticias sobre viejos casos de intrusión, que han tenido un nuevo impulso y que se centran en la disputa territorial, como el que vive Gran Bretaña con Argentina y España por las Islas Malvinas/Falklands y Gibraltar respectivamente; donde en ambos casos se habla de la "legítima" defensa británica de estas posesiones, que geográficamente están lejos de pertenecerle. Desde luego resulta ser un tema que necesita realizar un viaje a los anales de la historia de ambas regiones, que no puede someterse a un vago juicio de superioridad o proximidad territorial, partiendo de que se cuenta con numerosos factores que pueden ser determinantes para definir la soberanía en ambos casos, destacando a mi juicio, la población como uno esencial.

En ambos procesos es necesario remontarse a acuerdos firmados hace muchos años. Para el caso de Gibraltar es necesario remitirse al Tratado de Utrecht que data de 1713, a través del cual comienza la posesión británica sobre ese espacio territorial, convirtiéndose en parte fundamental del proceso de apropiación; un cede de territorio, que es visto con diferentes ópticas.

En el caso de Gibraltar hay que recordar una larga ocupación musulmana del territorio (711 A.C.-1462), que pasó a ser posesión de España (1462-1704), más tarde durante la Guerra de Sucesión Española se convierte en un territorio ocupado por las fuerzas aliadas anglo-holandesas (1704-1713), y de 1713 a 1880 su condición es la de un territorio tomado por derecho de conquista, pero legitimado en la forma con la cesión a los británicos (Tratado de Ultrech). Para 1830 es designado como colonia de la corona británica y catalogado de igual forma por Naciones Unidas en 1946. Para 1964 se introduce la Constitución de Gibraltar (promulgada cinco años más tarde), misma donde queda expreso que su condición no podrá cambiarse sin el consentimiento del pueblo de Gibraltar.

España desde luego alude el contexto en la que fue tomada, que resulta ser un conflicto dinástico e invoca la Resolución 1514 de Naciones Unidas- que dice: "[...]todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas"; también argumentan el Principio de Descolonización (2231) y la Cuestión de Gibraltar (2353), donde se antepone la unidad nacional e integridad territorial sobre la libre determinación de Gibraltar. Desde luego que Gran Bretaña recurre a otras instancias  como la valides del tratado antes mencionado, la longevidad de la ocupación, y refiere que el Principio de Integridad Territorial no anula la Libre Determinación[3].

Los dos países han estado en constante comunicación desde que volvió a salir a la luz el tema por un agravamiento en las relaciones, derivado de un arrecife artificial y altos costos fronterizos que decantaron en presencia militar y acciones legales. Ambos líderes se encuentran dispuestos a defender respectivamente su postura, pero en días recientes, el Primer Ministro británico David Cameron ha solicitado a la Unión Europea que envíe observadores a la frontera, siendo posible que haga las veces ( la UE) de mediador, antes de que se  llegue a la Corte Internacional de Justicia.

El conflicto pudiera resultar menor si se piensa que durante tantos años había pasado casi inadvertido, a diferencia del conflicto vivido con Argentina. En este último se tiene como origen una invasión británica realizada en 1833 con la consecuente expulsión de la población y autoridades del archipiélago. Argentina ha invocado a las 39 resoluciones realizadas desde 1965 con la intención de sentar a las partes y establecer el dialogo; máxime, que en fechas recientes se conmemoró el trigésimo aniversario del fin de la guerra en el Atlántico Sur[4]. En la actualidad Reino Unido no tiene abierto el dialogo con su par, en lo tocante a la soberanía en la contienda sobre el archipiélago.

La determinación de los pueblos es clara en ambos casos, resolviéndose por seguir siendo territorios británicos. El último referéndum para Gibraltar se realizó en 2002, donde los votantes rechazaron el plan para compartir la soberanía entre Gran Bretaña y España; consideran que el principio otorgado en 1960, debe seguir respetándose y resguardándose por Naciones Unidas. En el caso del archipiélago del Atlántico Sur se realizó un referéndum en 2012, que contó con la participación del 92% del electorado y arrojó un resultado de un 98.8% por mantenerse como territorio británico de ultramar.

Se han realizado pronunciamientos de apoyo en días recientes a Gibraltar, pero destaca la recepción de una carta del gobierno de las Islas Falklands, donde dice: "Nos complace oír los mensajes firmes del gobierno británico en apoyo a Gibraltar y querríamos hacer eco de ese sentimiento".

Siendo temas sumamente complicados, polémicos y con una amplia gama de enfoques para abordarlos, no pretendo entonces dar una respuesta que deba ser tomada como  "panacea", tampoco juzgar a los Estados que han invocado la defensa de los que consideran sus territorios y mucho menos criticar los intereses que llevaron a esos pueblos a resolverse de la forma en que lo hicieron. La idea de este artículo es exponer parte de los elementos necesarios para que cada quien se forme una idea y una postura en torno a los mismos, dejar en claro que las acciones que se emprenden siempre repercuten con el tiempo, de manera que no es posible tomar a la ligera las intervenciones que en más de una ocasión hemos escuchado. Si bien ha cambiado el tiempo y el Derecho Internacional, no debe sorprender a nadie que hoy en día exista presencia militar extranjera en varios países, que constituyen para muchos formas de control y presión al interior. No olvidemos que la buena voluntad entre los Estados está sobreestimada...




[1]Cfr.  Convención sobre la Prohibición, del Desarrollo, Producción, Almacenaje y Uso de Armas Químicas y sobre su destrucción firmado en 1993, mismo al que Siria no se ha adherido.
[2] Verbi gratia. Rusia y China principalmente, aunque Gran Bretaña no ha logrado el consenso se encuentra hasta el momento fuera de cualquier proyecto de intervención.
[3] Vanessa Bardford de BBC Mundo, Gibraltar: las dos caras de un viejo conflicto territorial. Dirección URL: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/08/130812_argumentos_gibraltar_espana_reino_unido_jrg.shtml. Martes 13 de agosto de 2013.
[4] Id est. Conflicto bélico entre Argentina y Gran Bretaña que se desarrolló del 2 de abril al 14 de junio de 1982. Tuvo un saldo de 649 militares argentinos, 255 militares británicos y 3 civiles isleños.

jueves, 29 de agosto de 2013

La figura del Referéndum y el Plebiscito en Latinoamérica: ¿Necesaria en México?

Por: Danaé Peña

La cultura política democrática de una Nación no sólo se limita a la emisión de un voto en las urnas cada determinado tiempo, sino que comprende la participación de los ciudadanos en partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil, manifestaciones, asociaciones colectivas, etc., el sufragio para el elegir representantes no es la única manera en que podemos moldear el destino de un país existen otros mecanismos directos como el referéndum y el plebiscito que hacen que el “gobierno del pueblo” sea  más efectivo.

La RAE define al referéndum como un procedimiento jurídico por el que se someten al voto popular leyes o actos administrativos cuya ratificación por el pueblo se propone y define al plebiscito como consulta que los poderes públicos someten al voto popular directo para que apruebe o rechace una determinada propuesta sobre soberanía, ciudadanía, poderes excepcionales, etc.[1]

Entonces por su parte el referéndum se presenta como una propuesta legislativa del Estado para que el electorado lo apruebe o lo rechace y el plebiscito es una consulta sobre una propuesta de gobierno que puede o no generar un marco normativo.

La idea básica de estas figuras es que surgen de la necesidad de que la sociedad esté estrechamente vinculada con las grandes decisiones que se toman en su país, en América Latina esta modalidad de democracia directa se lleva a cabo en algunos países y se implementa de distintas maneras de acuerdo con sus respectivas Constituciones.

Uno de los plebiscitos históricos de latinoamericana  fue el realizado en Chile en 1988, en donde triunfó el "No" sobre el "Sí" para ponerle punto final a la Dictadura de Augusto Pinochet.

Algunos de los países en los que se llevan a cabo los mecanismos de participación ciudadana como el referéndum y el plebiscito están reconocidos en las Leyes Fundamentales de Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, Ecuador, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay  y Venezuela.

En los artículos en los que se reconocen estas figuras jurídicas también se especifica en que materias no aplica el referéndum, por ejemplo en la Constitución de Paraguay en el Artículo 122, se especifica que las materias que no podrán ser objeto de referéndum son las relaciones internacionales, tratados, convenios o acuerdos internacionales; las expropiaciones y  la defensa nacional.

La  Constitución de Venezuela menciona que no podrán ser sometidas a referendo abrogatorio las leyes de presupuesto, las que establezcan o modifique impuestos, las de crédito público ni las de amnistía, ni aquellas que protejan, garanticen o desarrollen los derechos humanos y las que aprueben tratados internacionales.

Que estas figuras estén reconocidas en las Constituciones no garantiza que se lleven a cabo con frecuencia, por ejemplo en Brasil el plebiscito desde 1993 sólo ha sido utilizado dos veces para resolver asuntos de dimensión nacional.  La primera fue hace dos décadas, cuando los brasileños rechazaron un posible regreso del régimen monárquico abolido en 1889, y la otra en 2005, cuando votaron en contra de prohibir el comercio de armas de fuego.[2]

Por lo contrario en Venezuela durante el mandato del Presidente Chávez fallecido en marzo de este año, algunos de los plebiscitos realizados fueron la formación de una asamblea constituyente y el otro para ratificar la nueva Constitución que propuso esa asamblea; en el año 2004 la oposición convocó a revocar el mandato presidencial y en 2009 se sometió a la ciudadanía la aprobación de una reforma constitucional que posibilitaba la reelección indefinida en los cargos de elección popular.

En México en las últimas Legislaturas han existido diversas iniciativas de ley para implementar este tipo de mecanismos a nivel Constitucional -a nivel estatal y del Distrito Federal si se contempla la participación ciudadana directa a excepción de Campeche, Hidalgo, Nayarit, Nuevo León, Quintana Roo, y Tamaulipas-[3] cabe señalar que la figura de referéndum ya estuvo una vez contemplada en la Constitución durante 10 años, de 1977 a 1987,  regulada en el artículo 73 pero fue derogado.

Desde mi punto de vista este tipo de instituciones son necesarias para la vida pública de un país, sirven para legitimar ciertas decisiones gubernamentales, es importante que se les consulte a los ciudadanos sobre determinadas políticas públicas o modificaciones normativas que van a afectar o beneficiar directamente el porvenir de su país, la ciudadanía bien informada no manipulada puede resolver una decisión o propuesta polémica, como las Reformas Estructurales [4], si en un futuro se logra plasmar el plebiscito o el referéndum en alguno de los artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se deberán tomar en cuenta la experiencia de otros países.

Finalmente, las principales críticas o cuestionamientos que algunos autores hacen a estas figuras son respecto a que si es la ciudadanía directamente la que va a resolver cuestiones de política pública, el rol de quienes han sido electos como sus representantes, pierden su razón de ser y estar. Por otra parte el diálogo, el debate  y la construcción de acuerdos se debilitan, porque un plebiscito se convierte en un juego de suma cero, sin lugar para los matices. De esta manera, la minoría tiene que someterse a lo que decida la mayoría.

También hay que reconocer que muchas veces el uso de mecanismos de democracia directa quizá conlleve a que los ciudadanos generen situaciones de estrés político, por lo tanto todo el andamiaje institucional se moverá hacía una dirección determinada  para que los resultados sean favorables a su causa.




[1] Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, 22ª Edición, 2013.
[2] La Nación, Dilma Rousseff propuso celebrar un plebiscito popular para realizar una reforma política, Argentina, Junio 2013, Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/1595073-dilma-rousseff-propuso-celebrar-un-plebiscito-popular-para-realizar-una-reforma-politica
[3] Claudia Gamboa Montejano, Democracia directa: Referéndum, Plebiscito, Iniciativa popular, Derecho Comparado, Centro de Documentación, Información y Análisis, Cámara de Diputados, México, 2010, p.32 Disponible en: http://www.diputados.gob.mx/cedia/sia/spi/SPI-ISS-27-07.pdf
[4] A mediados de agosto Cuauhtémoc Cárdenas convocó a un plebiscito para impedir la reforma de los artículos 27 y 28 de la Constitución, asegurando que para maximizar la vida de la industria energética en México no son necesarios cambios constitucionales.